SIN CLASES, PERO CON FUTBOL

 




                                            SIN CLASES, PERO CON FUTBOL

 

 

 

 

            Un querido amigo, periodista, atento y cruel obervador de la realidad, en forma inmediata al tomar conocimiento de las nuevas medidas restrictivas anunciadas por el Presidente expresó: “…No hay clases y…hay futbol…??? Mamitaaa ¡!!!!...”.

 

            Lo hizo con una calificación en tono incrédula, perplejo e impotente por el orden de las prioridades definidas en la decisión.

 

            Luego de un año de abandono de todos los ciclos presenciales, con manifestaciones del Ministro de Educación sobre la limitaciones de los contagios en las aulas, vacunados los docentes en forma prioritaria, sin estadísticas que informen la circunlación del virus en mérito al conjunto de protocolos posibles para garantizar la educación, cede a la presión sostenida de los gremios docentes para adoptar la medida extrema.


               Sin ninguna opción intermedia. Clama el escarmiento sobre los que pregonan salidas alternadas, mayor rigor en los protocolos o medidas diferenciadas.

 

            Esclavo de los sindicatos, únicos defensores a ultranza del cierre total de las actividades presenciales, víctima de los errores de gestión e impotente ante la gravedad de los sucesos, apela al facilismo de la prohibición y prescinde de la trascendencia de la educación y los esfuerzos de la adecuada organización institucional.


                No hay alternativa para romper las barreras de la dificultad.


                Es necesario que todo sea más fácil y adopta el conformismo como una forma moderna del pesimismo.


                Vuelven a la única formula que han construído para eliminar el problema y las dificultades: "La Prohibición".


                No hay conciencia del fracaso, ni tampoco autocrítica al respecto. 


                La realidad y la dificultad ante el virus van de la mano. 

 

            El circo debe continuar. La antigua y tradicional política: “Panem et circenses”, en su expresión brutal, para mantener el entretenimiento del pueblo.

 

            La estrategia distractora debe sostenerse, conducta aprendida desde èpocas antiguas, con el esfuerzo mediático y concurrente de todos los factores que convoca el futbol para distraer y ocupar la mente de los gobernados.

 

            Es lo que hay. Ningún debate parlamentario sobre la importancia de la educación y la liviandad de una actividad deportiva, que por lo demás no para de registrar contagios en una escala progresiva y permanente.

 

            Solamente Decretos del Poder Ejecutivo, carentes de la más mínima autocrítica, sin el menor consenso o debate con la oposción.

 

            Si las medidas se enmarcan en los fundamentos de un Comité Científico, cual es la dificultad de discutir en el Congreso, para sentar los registros de las distintas posturas, las medidas más convenientes y razonables en lo concerniente a la salud pública.

 

            El gobierno clausura el debate. 


            En el Futbol, ante el aumento de casos comprobados, se modifica el protocolo. Se extreman las exigencias. Se promueven alternativas para combatir las dificultades sin cerrar la actividad.


            En la Educación, por el contrario se prohibe la actividad, sin acudir a ninguna medida intermedia.


            Patético contraste. 


            Los esfuerzos en el combate, la inventiva para enfrentar el problema no existen en materia educativa.

 

            El presidente persiste en los Decretos como método para evadir las opiniones diferentes.

 

            El resultado será necesariamente la apertura de distintos frentes en las jurisdicciones, sin perjuicio de la identida ideológica de los responsables.

 

            En la administración de la economía y ahora en la crisis pandémica se advierte una impronta definitoria del gobernador de la Provincia de Buenos Aires, líder en materia de prohibiciones y medidas extremas.

 

            El presidente pontifica sobre los cuidados y la responsabilidad de los ciudadanos en las medidas de prevención y control y es la representación patente del descuido personal al contraer el virus, coronado con reiteradas imágenes de reuniones sin prevención alguna, con sindicalistas, visitas y asistentes.

 

            Ahora son los padres que concurren a las escuelas los apuntados en la circulación del virus, los médicos tratantes de distintas patologías severas que ocupan las camas de terapia intensiva en desmedro de las urgencias del Covid, pero se constata, fundamentalmente, que  los sindicalistas han cumplido su objetivo.

 

            Reflexiòn y memoria al momento de votar.

 

            Es el único recurso. El presidente ha dispuesto su soledad y responsabilidad absoluta. Desprecia a la oposición y se dirige en línea de colisión al fracaso educativo, pero a los logros deportivos de un futbol incólume.

 

            Ninguna autocrítica. 

 

            Eso sí, ya no hay filminas, ni tampoco comparaciones con otros países. 


            

 

            

            

Comentarios

  1. Buena opinión Peludo. En un esquema presidencialista como el nuestro es razonable que alguien designado por alguien de una jerarquía inferior haga que estas actitudes sean lamentablemente previsibles. La práctica no es usualmente como la gramática, pero acá se juntan.

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