EL MIEDO CASI COMO ÚNICO RECURSO

 

            UN MODO DE RENOVAR LOS MÁXIMOS DIRIGENTES

 

 

 

En estos días de conflictos y disputas políticas entre el Presidente y el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, por un lado y el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por el otro, tiene que intervenir la Justicia para dirimir diferencias que debieron acordarse y decidirse en el ámbito de un debate interno entre las Jurisdicciones comprometidas.

 

A la par que se anunciaban las novedades del Laboratorio Richmond, en lo referido a la decisión sellada para producir en el país la vacuna Sputnik V, Alberto compartía en sus redes sociales una ilustración con una gasa en mano, acompañado de Putin que empuñaba una jeringa para aplicar la vacuna en la cola de un Gorila, vestido con traje.

 

Curioso y representativo dibujo de viejas e históricas agresiones con las cuales se identifica a la oposición.

 

Atento a las repercusiones, borró de Twiter las constancias y quedaron solamente los registros tomados oportunamente del giro testimonial.

 

Más allá del manejo de sus redes por profesionales, Alberto no frena sus impulsos personales, en su edición en twiter, con intervención propia en horas nocturnas, cuando cesan sus labores cotidianas y sin intermediarios, escribe y publica de su absoluta autoría.

 

Notable contraste con sus invocaciones al diálogo, gasa en mano y emparentado con  el más puro representante de la autocracia, convidado una vez más en la asistencia carente de decisión. 

 

El premier ruso porta la vacuna y Alberto cierra el acto con su gasa luego de la inoculación. Aún en el inconsciente acompaña la gesta y la iniciativa de un tercero, al cual ayuda en la encomienda.

 

Mientras tanto Mauricio y Cristina suman penurias ante los jueces en procesos que comprometen a sus familiares más directos. 

 

Los hijos, fueron utilizados en los tejidos societarios de sus emprendimientos y  hoy constituyen víctimas de los padres en la escalada de imputaciones recíprocas.

 

Ambos, fiel testimonio de una etapa de crispaciones, enfrentamientos irresueltos y embarcados en un juego eterno de necesidades mutuas, articulando odios y peleas imprescindibles para compartir el escenario de forma recíproca.

 

Siempre el uno contra el otro y viceversa necesariamente, como imperio de su técnica política. 

 

Vínculo perverso, persistente y necesario para la construcción de cada uno de sus personajes.

 

Las condenas penales, seguramente, harán mella en sus estructuras familiares, con hijos que fueron participados de empresas paternas en edades muy tempranas.

 

Es necesario poner fin a las disputas y peleas fraticidas. Hay que rescatar el diálogo y el consenso.

 

Resulta imperioso renovar generacionalmente la clase dirigente.

 

El Parlamento debería pensar seriamente una ley de Amnistía que comprenda a Mauricio y Cristina, entre otros, y cierre un capítulo de desencuentros con un llamado al diálogo y al consenso, estableciendo una cláusula de inhibición temporaria de actividades políticas para los beneficiados por al menos 15 años.

 

Una exclusión sanadora de la lucha política y que articula un salto sustantivo.

 

La política sin uno ni la otra y el recambio generacional como obligación moral de la convocatoria legislativa.

 

Los ciudadanos deberían ser fulminantes con quién volviera a insistir en la descalificación agresiva e insultante del otro.

 

El compromiso legislativo debe hacerse extensivo a la elaboración de políticas que resulten de acuerdos mayoritarios de las representaciones parlamentarias.

 

El programa económico, la renegociación de la deuda interna y externa, la política fiscal, como expresiones mínimas en acuerdos que permitan consolidar políticas de Estado conjuntas.

 

Amnistía, acuerdos y políticas comunes como expresión de un mandato legislativo representativo del Parlamento.

 

Hay que terminar con más de lo mismo.

 

Otro tiempo es posible.